Lo que yo quería hacer, sin embargo, debía referirse a la actualidad, a todo aquello de lo que Nick había huído. Decidí dividir las páginas en un esquema rígido de tres tiras panorámicas, y me hice una lista de cosas y temas que debían aparecer. Pero también quería hacerlo de un modo gradual: empezar con algo antiguo e ir avanzando hacia lo contemporáneo. Aquí se puede ver mi primer acercamiento, con una abundante lista de personajes y cosas, bastantes de ellas finalmente eliminadas:
En mi concepción visual del desfile tuvo mucho que ver esta página de Herbert E. Crowley, que me tenía -y me tiene aún- hechizado por sus cualidades hipnóticas, un ritmo visual repetitivo conseguido a base de la multiplicación de figuras idénticas con movimientos cuidadosamente coreografiados. Para quitarse el sombrero. Más abajo, una muestra del resultado de mi pobre intento de emular lo que Crowley hizo hace cien años.
La verdad es que me gusta mucho ese peculiar desfile que montaste,con sus no menos singularmente epatantes personajillos,que a tenor de tus esbozos,obedecen no solo a pecados capitales, si no también a adicciones "modernas" o similares.
ResponderEliminarEn vista de ser este un post nombrado como El desfile (I), no me adentro mas en indagaciones sobre sus particulares porqués y razones de ser. Para no despanzurrar tus siempre bien recibidas y doctas explicaciones, que como viene siendo habitual disiparan mis dudas y las de muchos/as, al respecto...espero.
Fantastic!
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