Si habéis ido siguiendo las notas que he dejado en este blog, ya sabéis que yo había imaginado una historia y la dirección en la que quería llevarla, y tenía bastantes ideas sobre qué hacer y cómo hacerlo, pero también había dejado multitud de cabos sueltos y bastantes decisiones -incluso capítulos enteros- sin concretar cuando me puse ya a dibujar las páginas. No hay otra manera de empezar que tirando de las ideas que uno ha ido organizando, pero trabajar con ellas es como tratar con fantasmas. Son volátiles y escurridizas, y solo mediante el dibujo alcanzan a corporeizarse. Y a medida que avanzaba dibujando las páginas de "Vapor" empecé a descubrir que el dibujo, al tomar cuerpo, tenía cosas que decirme. A partir de cierto momento, justo cuando empezaba a sufrir por los huecos en el guión, comprobé asombrado que el dibujo tomaba el mando: me sugería desarrollos, me daba pie a gags imprevistos, me dictaba peripecias, me conducía justo donde había que ir.
Comprobé que de poco sirve tener un guión perfectamente estructurado de antemano y atenerse a él caiga quien caiga. El dibujo te va a mostrar muchas cosas que no habías visto. Porque si la elaboración de un guión tiene mucho de artificioso -esa obsesión del narrador por hacer que todo cuadre-, lo que te está diciendo el dibujo es, por contra, puramente orgánico, nace de la propia historia, no desde fuera, y tiene sentido dentro de ella. Sólo a través del dibujo empieza a aparecer la auténtica lógica, la verdad de la historia -esa que tú no sabías que estaba ahí-, y el autor hará bien en dejarse llevar por ella abandonando sus ideas previas. Hay que escuchar al dibujo.
Eso he hecho en este libro, rendirme a ese poder de generar narrativa que reside en el puro dibujo. Y comprobar que al hacerlo, todo empieza a fluir orgánicamente. Ya no eres el deus ex machina que mueve los hilos a su antojo según un plan predeterminado, sino que el dibujo te ha revelado la verdad que la propia historia hace germinar, y tú ya no tienes más que dejarte enredar por ella y seguirla hasta el final.
¿Suena demasiado abstracto? Lo cierto es que se me hace difícil explicarme mejor, porque la conciencia de este proceso "orgánico" ha sido nueva para mí y seguramente aún tengo que acabar de entenderlo yo mismo. Pero sí sé cuánto me ha servido para que acabara saliendo un libro distinto -y mejor- del que yo tenía en mente cuando empecé a dibujarlo, y también sé que ahondar en este proceso será uno de los impulsos que guiarán mis trabajos futuros.
Y con estas notas doy por terminado este blog. Las noticias que pueda generar el libro a partir de ahora las iré recogiendo en mi blog principal, el hombre duerme, el fantasma no. Algunas personas cercanas me han sugerido la posibilidad de hacer un libro explicando más ampliamente mis métodos de trabajo a partir de los materiales recogidos aquí como ejemplo concreto. Es una idea tentadora, desde luego, pero hay otros proyectos rondando mi mesa y habrá que ver cuál de ellos me arrastra primero, porque los días no dan para todo. En cualquier caso, ha sido sumamente esclarecedor para mí ordenar y revisar a posteriori todo el proceso creativo del libro, como enriquecedores han sido los comentarios que habéis aportado. Espero que a vosotros os haya iluminado en algo y lo hayáis disfrutado tanto como yo. Mil gracias por leerme y acompañarme.